Embajada de Australia
España
Andorra y Guinea Ecuatorial

HOM Exec Forum Nov 15

Muchas gracias a Executive Forum por organizar este evento, y a Navantia por patrocinarlo. Gracias también a Ramón María Moreno de Casa Asia por sus amables palabras. Agradezco la oportunidad de estar aquí esta mañana y hablarles de Australia.

En primer lugar, me gustaría decir que estoy muy orgullosa de poder representar a mi magnífico país como Embajadora, y es también un honor representar a Australia aquí, en su magnífico país. Para mí, éste es un trabajo soñado.

Executive Forum me dio mucha libertad para decidir de qué hablar aquí hoy, con la única condición de que tratara sobre Australia. Esto no es nada difícil, y algunos de ustedes aquí ya conocen muchos de los datos destacados. Pero la única cosa que me dicen sobre Australia todos los españoles que conozco es que está muy lejos. La verdad es que yo no lo creo así, pero volveré sobre este punto más adelante y les animaré a que piensen de forma diferente.

Hay muchos datos importantes sobre Australia y sobre por qué es una economía próspera y un lugar excelente para hacer negocios. Luego hablaré sobre esos datos, pero he pensado en mencionar antes los aspectos menos conocidos.

Según los estándares europeos, Australia es un país relativamente joven y forma parte del llamado Nuevo Mundo. Sin embargo, nuestra masa territorial es muy antigua y los indígenas australianos son los custodios de una de las culturas vivas más antiguas del mundo. Hay pruebas arqueológicas que sugieren que el continente ha estado habitado de manera continua durante más de 60.000 años, pero hace menos de 250años que los primeros europeos se asentaron en Australia.

Si las cosas hubieran ocurrido de otra forma, podría haber sido España quien reclamara la “gran tierra del sur” y ésta habría sido parte del imperio español y no del británico. Y yo habría crecido hablando español, ¡lo que me habría ayudado ahora mismo! Los exploradores españoles Álvaro de Mendaña, Fernández de Quirós y Luis Váez de Torres llegaron buscando el continente a principios del siglo XVII, más de 150 años antes de que James Cook lo reclamara para Gran Bretaña. Llegaron muy cerca, pero prefirieron mantener en secreto de los enemigos de España lo que habían encontrado. Los relatos sugieren que Cook, reconocido actualmente como el descubridor de Australia, había visto algunos de los mapas españoles.

Quizá sepan que Australia comenzó su historia reciente como una colonia penal. Es decir, se trasladaba a Australia a prisioneros condenados por una gran variedad de delitos – incluyendo algunos delitos bastante leves – desde el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, para cumplir condenas duras en un entorno duro. Soportaron un gran sufrimiento, pero muchos de ellos o de sus hijos terminaron prosperando. En la actualidad, atribuimos a esos antepasados convictos algunos de nuestros rasgos nacionales: un trato directo e informal (que algunos pueden ver como una falta de respeto por la autoridad), igualitarismo, resiliencia. En Australia es un motivo de orgullo poder trazar la línea familiar hasta uno de los colonos originales, fueran convictos u hombres libres.

Australia ha seguido siendo una nación de migrantes desde aquellos primeros años. Aunque los pueblos aborígenes eran los australianos originales, inmigrantes de unos 200 países también consideran a Australia como su hogar. Hasta los años setenta, la mayoría de esos inmigrantes venían de Europa (y yo a menudo explico que los griegos y los italianos enseñaron a Australia a cocinar). Hoy en día, Australia recibe muchos más inmigrantes de Asia (lo que también ha mejorado nuestra gastronomía nacional) y, desde 1996, las llegadas desde África y Oriente Medio casi se han duplicado. Nuestro multiculturalismo se refleja en nuestras actitudes y nuestro enfoque hacia los negocios, pero también en nuestros edificios, nuestra moda, nuestro ocio y, muy importante, ¡en nuestra comida!


El 28% de los australianos (esto es, más de uno de cada cuatro) nació fuera de Australia. La mitad de la población tiene al menos un progenitor nacido fuera de Australia. Aunque el inglés es nuestra lengua nacional, se hablan más de 250 idiomas en los hogares australianos. Los más comunes son: mandarín, italiano, árabe, cantonés y griego. Cerca del 10% de los australianos hablan una lengua asiática en casa y más de 1,3 millones hablan un idioma europeo distinto al inglés.
Por esto, nuestra población activa es una de las más multiculturales y multilingües del mundo, así como una de las de mayor nivel educativo. Tenemos la tasa más alta del mundo en matriculación en enseñanza secundaria. Ocupamos la quinta posición entre los países con universidades en el Top 100 mundial. Tenemos la séptima proporción más alta del mundo de personas en edad laboral con estudios superiores. Y como reconocimiento a la calidad de nuestro sistema educativo, Australia tiene el cuarto mayor número de estudiantes universitarios internacionales del mundo, por detrás de Estados Unidos, el Reino Unido y Francia.
Todo esto con una población de apenas 24 millones de personas. Pero hay más…
Australia tiene más premios Nobel per cápita que cualquier otro país. Para ser justos, no todos nacieron en Australia, pero todos pasaron un periodo significativo de sus estudios o su carrera allí. Y en caso de que estén interesados, han recibido este reconocimiento por diversos logros, pero especialmente en los campos de la medicina y la física. Tenemos científicos de primera categoría.
Puede que no sepan que un australiano fue pionero en el uso de la penicilina en el tratamiento de infecciones y heridas. Un australiano desarrolló la tecnología de ultrasonidos para su uso obstétrico y diagnóstico. También eran australianos quienes desarrollaron la tecnología de las cajas negras que tan importante es hoy en día para la seguridad aérea. Y fue en Australia donde desarrolló el wi-fi nuestra organización puntera de investigación científica, conocida por su acrónimo – CSIRO – y que se ubica en el uno por ciento superior de instituciones científicas del mundo en 15 de 22 campos de investigación.
Cuando vivía en Chile, donde el CSIRO es un socio clave en un centro de excelencia de tecnología minera, descubrí que este acrónimo se ha convertido en una nueva palabra en español y la organización es ampliamente conocida como Ceesairo.
Australia tiene la sexta masa de tierra más grande del mundo. Somos la masa continental más pequeña, aunque la única que es un solo país, y la isla más grande. Pero tenemos solamente el 0,33% de la población mundial.
No obstante, somos la decimotercera mayor economía del mundo, por detrás de Corea del Sur pero por delante de España. Nuestro PIB nominal se estima en cerca de 1,5 billones de dólares americanos, y representa el 2% de la economía global.
Mucha gente piensa en Australia sólo como uno de los mayores productores mundiales en agricultura, minería y energía. Esto es cierto, pero también tenemos una economía extremadamente variada que incluye un amplio sector servicios. Somos un gran exportador de recursos minerales (somos el mayor exportador en términos de valor de mineral de hierro, carbón, minerales de aluminio y zinc), y de productos agrícolas como trigo, vacuno, azúcar, lácteos, cordero, algodón, verduras. Se estima que nuestras exportaciones agrícolas alimentan a 60 millones de personas al año. Pero nuestro sector servicios es la parte más grande de nuestra economía, incluyendo la exportación de tecnologías y servicios mineros y de ciencia y conocimientos agrícolas, y representando unos tres cuartos del producto interior bruto y cuatro de cada cinco puestos de trabajo.
Como base de nuestra fuerte economía tenemos un entorno de comercio e inversión abierto y transparente, un enfoque regulador favorable a los negocios y vínculos comerciales y económicos en todo el mundo, especialmente en Asia. La economía australiana se considera una de las más fuertes, estables y diversas del mundo. Tenemos la calificación triple A de las tres principales agencias de calificación globales y disfrutamos de uno de los niveles de deuda pública neta más bajos en la OCDE. Hemos entrado en nuestro vigesimocuarto año de crecimiento económico ininterrumpido, con una media de 3,4% al año durante este tiempo. Ninguna otra gran economía avanzada puede decir lo mismo. Nuestra tasa de inflación anual es actualmente del 1,5% y nuestra tasa de desempleo es del 5,9%. Tenemos la mediana de riqueza en adultos más alta del mundo, ¡aunque debo decir que creo que alguien tiene mi parte!
Hasta los años ochenta, Gran Bretaña y los Estados Unidos eran nuestros principales socios comerciales. Hoy, el énfasis del comercio de Australia se ha desplazado a Asia, donde se encuentran cuatro de nuestros cinco principales socios comerciales. China, Japón, Estados Unidos, la República de Corea y Singapur son ahora los mayores socios comerciales de Australia. Estados Unidos y la Unión Europea son nuestras mayores fuentes de inversión extranjera directa.
La liberalización del comercio y la reforma económica han sido centrales en las políticas del Gobierno australiano durante décadas. Estamos en un proceso de reforma microeconómica y seguimos adelante con la liberalización del comercio – unilateralmente, bilateralmente, plurilateralmente y multilateralmente. Consideramos que esto reforzará la colaboración económica mundial, reducirá los riesgos que enfrenta la economía global y apuntalará el crecimiento. Tenemos un papel activo en la Organización Mundial del Comercio, en APEC y en el G20. Hemos negociado acuerdos de comercio con una gran variedad de países para fortalecer los flujos de comercio e inversión, y esperamos comenzar las negociaciones con la UE a corto plazo.
Entonces: ¿por qué querrían hacer negocios en, o con, Australia?
En primer lugar, nuestra resiliencia económica y nuestra perspectiva de crecimiento proporcionan oportunidades de inversión en un entorno de riesgo relativamente bajo. Tenemos un sistema legal sólido, una sociedad estable y damos la bienvenida a la inversión extranjera.
Y en segundo lugar, nuestro crecimiento está impulsado por nuestros lazos con la floreciente región Asia-Pacífico, fuertes fundamentos económicos e industrias globalmente significativas.
Geográficamente, somos parte de la región del mundo que más rápido crece, tenemos innovación de primera clase y una fuerza laboral altamente cualificada. Nos encontramos entre los países donde más fácil es empezar y desarrollar un negocio.
¿Cómo no va a gustar?
Además de esto, somos uno de los destinos turísticos más deseables del planeta: tenemos comida deliciosa, hermosas playas, flora y fauna únicas, gente amable y un ambiente relajado. En aras de la transparencia, sin embargo, debo mencionar que en Australia viven los diez animales más mortíferos del mundo (entre serpientes, arañas y criaturas marinas), pero les hemos advertido de que no piquen, muerdan o se coman a muchos visitantes al año.
Quiero volver brevemente a lo que mencioné al principio de mi discurso sobre la distancia entre Europa (España en particular) y Australia.
He intentado negar que la distancia sea desalentadora porque, para los australianos, no lo es. Siempre hemos tenido que viajar durante días, o al menos durante muchas horas, para llegar a donde más queremos ir. Así que, para nosotros, la distancia no es un factor limitante. Los australianos son los exploradores de la era moderna. Pero, claramente, para los europeos la distancia es un asunto diferente.
Así que he dejado de negar que la distancia sea significativa. Ahora pido a la gente, aquí en España, que no piense en cuánto se tarda en llegar a Australia, sino en lo que les espera allí. Porque vale la pena.
En resumen: somos una democracia de tipo occidental, estable y próspera, con procesos legales sólidos y familiares, un marco normativo favorable a los negocios y una fuerza laboral altamente cualificada. Tenemos fuertes vínculos culturales con Europa, y también fuertes vínculos de negocios.
Pero geográficamente somos parte de la región Asia-Pacífico, también allí con fuertes lazos de negocios y crecientes lazos culturales. Operamos en las mismas zonas horarias que las principales economías crecientes del mundo, pero podemos hacer negocios de la misma forma, con los mismos valores y normas, que ustedes. Somos un destino importante y también somos, en todos los sentidos, un puente.

Muchas gracias por su atención.